Ruta 6 días

DESDE MARRAKECH

Marrakech - Desierto

Viaje de 6 días en vehículos 4×4, desde Marrakech al corazón del desierto marroquí

ITINERARIO DE LA RUTA POR DÍAS

Día 1

Día 1

Marrakech, Ait Ben Haddou, Valle del Draa y Zagora
Preparad los cuerpos porque comienza lo nuevo. Vas a experimentar unas cuantas nuevas sensaciones, así que, como se suele decir: ¡agárrate, que vienen curvas!
Amanecemos en Marrakech, la ciudad roja de Marruecos. Una de las cuatro ciudades imperiales del país. A primera hora de la mañana pasamos a recogerte al punto acordado. Nuestra meta de hoy será llegar hasta Zagora. Pero antes…
Cruzaremos el paso de montaña Tizi N Tichka, el más alto del norte de África. El paisaje que nos acompaña son laderas verdes, terrazas de cultivos, colinas, barrancos y ríos de agua dulce. También pasaremos por acogedores pueblecitos bereberes, como Taddert, una aldea perteneciente al Valle Azzadene. Este valle está próximo al Toubkal, el pico más alto del norte africano, con 4.167 metros de altura.
Nuestra primera parada será al llegar a al Kasar de Ait Ben Haddou, a unos 30 km de Ouarzazate. Ait Ben Haddou es sin ninguna, ninguna, ninguna duda, de los paisajes más característicos y particulares de Marruecos. Es el kasar más conocido del país. Fue diseñado para que la vida de los cultivos y verdales fuera próspera junto a los ríos. Hoy día es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Por su ubicación geográfica fue una ciudad en expansión que alojaba a miles de personas. Contaba con plazas, mezquitas, posadas, cementerios… pero cuando las rutas de caravanas comerciales fueron decreciendo, sus habitantes fueron abandonando el lugar en búsqueda de otro que les permitiese prosperar.
Sus orígenes se remontan a sus primeros habitantes, una tribu bereber. Está situada sobre una colina, a la derecha del río Ounila y sus alrededores son verdales que contrastan con el paisaje desértico. Es espectacular, de verdad.
Se esperaba que este Ksar fuera pasto de arena, pero la UNESCO ha contribuido a su buen estado de conservación y hoy día también es conocido por ser escenario de películas conocidas mundialmente como Gladiator o la última serie que ha tenido enganchado a medio mundo, Game of Thrones.
Este kasar está dentro de la conocida ruta de Las Mil Kasbahs, que abarca desde la cordillera del Atlas hasta el desierto del Sáhara marroquí. Así que comenzaréis a notar el cambio de las verdes montañas a palmerales, cañones y valles con kasbahs dispersadas por el terreno. Para entendernos un poquito mejor: una kasbah es una construcción tradicional del sur del país hecha de adobe que era utilizada como vivienda.
Tras esta parada, continuamos el camino atravesando el Valle del Draa, llamado así por su río, el más largo de Marruecos que nace en el Alto Atlas y desemboca en el océano atlántico. Este Valle tiene aproximadamente unos 200 kilómetros de longitud y lo visten miles de palmeras datileras, entre otra vegetación y kasbahs dispersas por el terreno como vivienda y construcción principal. Es el segundo palmeral más grande de África. Un espectáculo, sin duda.
Atravesaremos el Valle dirección a Zagora. La que un día perteneció a la dinastía de los almorávides es hoy una ciudad que apenas está resurgiendo y haciéndose hueco en el sur de Marruecos. Pertenece a la región de Tafilalet, a los pies del Atlas marroquí y al final del Valle del Dra, a pocos kilómetros ya de la frontera con Argelia. Sus paisajes están caracterizados por macizos y montañas áridas, palmerales aislados y kasbahs que camuflan con el entorno.
Zagora tiene poquitos habitantes, es una ciudad tranquila, contemplativa, que invita a unirte al compás de su cotidianidad, a la reflexión y a dejar salir nuestra parte más íntima que suele ser eclipsada la mayoría del tiempo por el frenético ritmo de vida que protagoniza nuestros días.
Aquí observaremos la panorámica que nos queda al subir el Jbel Zagora, a unos casi 1000 metros de altitud: todo el manto verde del Valle del Draa, cientos de palmeras datileras que marcan el baño del río Draa dejando vegetación a su paso. Además cerca de allí están los restos de una antigua fortaleza de finales del siglo XI.
A unos 3 kilómetros en el pueblo de Amezrou, está el Ksar Amezrou del siglo XVIII, que en antaño fue comunidad judía y a día de hoy sigue habitada. Su actividad artesanal principal es la joyería, oficio heredado de los judíos. A este encantador ksar lo envuelven fragancias de azahar y  huertas que se encuentran  a su alrededor. Y a unos 8 kilómetros de Zagora, también está el Museo que honra el arte, cultura y tradiciones del Valle del Draa.
Por último encontramos a unos 28 kilómetros al sur las dunas de Tinfou, pequeños montículos de arena del Sáhara que nos avisa de la presencia de este desierto que realmente empieza en las dunas de M´Hamid. Por supuesto, esta puede ser la mejor opción para conocer el desierto un poco tal y como era antes de las masificaciones que, según la temporada del año, puedes encontrar en el desierto de Erg Chebbi.
Pasaremos la noche en uno de los hostales o riads del lugar. Disfrutaremos de la gastronomía con una cena típica y nos despediremos del día dando la bienvenida al merecido descanso.
Día 2

Día 2

Zagora, Carretera del Rally Dakar y Ramlia
Sale el sol y con él aprovechamos para arrancar el día y ponernos en camino para seguir conociendo esta parte de Marruecos. Después de un rico desayuno, a primera hora, saldremos rumbo a Ramlia cogiendo la conocida carretera del Rally París-Dakar que pasa por el país magrebí, un breve recorrido que nos muestra un paisaje africano: acacias, aldeas bereberes, aire cálido, pastores con su ganado, pozos de agua e inmensidad, mucha inmensidad.
Llegamos a Ramlia, un precioso pueblecito bereber levantado en adobe de barro y paja, con unas 35 familias aproximadamente, como en el resto de pueblos colindantes a Merzouga y Zagora. Ramlia alberga un pequeño oasis en la ribera del Oued Ed Daoura, que dependiendo de la temporada del año estará con agua, seco o húmedo. Aquí pararemos para comer antes de seguir conociendo un poquito más del lugar.
Para que os hagáis una idea para las mentes curiosas, los pueblos en la mayoría son de adobe, hechos de una masa de barro compuesta de arcilla y arena mezclada con paja llamada agramasa. Esta se moldea en forma de ladrillo y se seca al sol. Después se utiliza para la construcción adhiriendo un ladrillo con otro usando más agramasa. La unión entre las piezas es clave para que no existan fisuras, por lo que tiene que humedecerse bastante. Estas construcciones son perfectos aislantes térmicos, respetuosas con el medio ambiente y su material es transpirable, por lo que permiten la regulación natural de la humedad en el interior de la casa. Sin duda hechas con mucha ciencia detrás.

Bien, tras terminar de conocer alrededores  pasaremos la noche en una tienda de campaña o al raso, según prefiráis. Antes podréis disfrutar de tiempo libre para pasear por el pueblo, relajarte o compartir tiempo con los habitantes del pueblo. Un bonito recuerdo que seguramente cambie tu forma de mirar el mundo de aquí en adelante. Y así, solo queda la opción de disfrutar y vivir la experiencia despidiendo la noche y tomando descanso para el nuevo día.

Día 3

Día 3

Ozina, Khamlia, Merzouga y desierto Erg Chebbi
Amaneciendo y tras el desayuno seguimos nuestra ruta rodeando el desierto de Erg Chebbi; cada vez un poquito más cerca, visitaremos el pequeño Erg Ouzina.
Si antes hablábamos de la pureza del desierto de Zagora, el Erg Ouzina se lleva la palma. Un pequeño desierto, a unos 70 kilómetros de Merzouga, humilde, que no ofrece las prominentes dunas de Erg Chebbi, pero sí se deja ver más real siendo fácil percatarse de su esencia. Todavía no está transformado por la corriente del turismo. Así que con todo el respeto del mundo pasaremos a admirar este trocito de arena que sigue mostrándose cauto al cambio por el que están pasando sus Ergs vecinos.
Ahora os cuento un poquito de Ouzina. Ouzina es un pequeño pueblecito que pertenece a la región de Tafilalet, habitado por muy poquita gente; habrá unas 20 o 25 familias. Está cerquita de la frontera con Argelia. Desde Errachidia que comenzamos a bajar hacia el sureste de Marruecos dirección Merzouga, vamos rodeando la zona de Ergs del país. Es un camino que se encuentra todo el rato entre las fronteras de Argelia y la barrera natural de montañas del Anti Atlas marroquí.
Es posible que durante tu viaje por estas tierras puedas escuchar términos como “Hammada”, que define un tipo de paisaje de desierto pedregoso, duro y sin arena. O el término “Erg”, que hace referencia a regiones arenosas que forman dunas de diversas dimensiones; de ahí el nombre de los distintos desiertos Erg Chebbi o Erg Chegaga. También existe el término “Jebel”, que se suele utilizar para designar montañas.
Bien, tras ir dejando atrás el paisaje de Ouzina y siguiendo dirección hacia Merzouga continuaremos visualizando un paisaje similar hasta que comenzamos a ver otra población algo más densa: Khamlia, el segundo pueblo más grande que hay cerca del desierto Erg Chebbi.
Este pueblo a simple vista no rompe con el contraste, pero sí guarda una historia que marcó un antes y un después. Khamlia contiene mucha información acerca de la esclavitud, ya que aquí muchas personas del África Central y Oeste fueron traídas como esclavas. Llegaron épocas de autodeterminación y finalmente consiguieron emanciparse. Cuando se comenzaron a dar asentamientos se fundó Khamlia y de esta tierra, su símbolo de resiliencia conocido ya en todo el mundo es la música Gnawa, utilizada hoy como enciclopedia histórica que rememora en sus canciones aquel acontecimiento histórico. Es aquí en este pueblo donde se celebra cada año el Sadaka, el principal festival del mundo de este tipo de música en honor a esta música símbolo de liberación.
Aquí pararemos a comer, beberemos té dulzón a la menta y tendremos el privilegio de escuchar su música en directo. Después compartiremos nuestro tiempo con la gente del pueblo, recoger anécdotas, intercambiar buenos gestos… veréis que el lenguaje universal no es el hablado, precisamente y que comunicarse es mucho más fácil de lo que nos pensamos.
Con la luz baja avisando de que pronto será la puesta de sol continuamos nuestro viaje hacia Erg Chebbi, el Sáhara marroquí. Cuando lleguemos os estará esperando la persona que os guiará hacia el interior del desierto donde pasaréis la noche. Un campamento de jaimas resguardado por las dunas, os estará esperando con una cena maravillosa y los huéspedes, que querrán compartir con vosotros un rato para enseñaros su música y para que os sintáis a gusto. Pues para los paisanos de aquí es muy importante que el invitado se sienta como en su casa. Y ya pues tú elijes si descansas o disfrutas del magnífico cielo que tendrás sobre ti.
Día 4

Día 4

Merzouga, Tinerhir, Gargantas del Todra y Gargantas del Dades
Antes de que comience el día y el sol haga acto de presencia, nos disponemos a verlo salir desde las dunas. ¿Te habías imaginado algún día ir a lomos de un dromedario mientras el sol viste de naranja las dunas viendo el amanecer? Pues esto es. Y podría entrar en lujo de detalles, pero no quiero hacerte un spoiler; lo que pueda describiros nada se acercaría a la realidad.
Bien, pues después de este espectáculo el guía os dejará en Merzouga. Aquí desayunaréis y podréis ducharos tranquilamente antes de seguir la marcha hacia Erfoud y comenzar a adentraros en la Cordillera del Medio Atlas.
Irás viendo cambios en el paisaje: poco a poco el verde comienza a hacer acto de presencia, aunque depende de la estación del año en la que nos encontremos, y la arena deja de ser protagonista. No verás muchas señales de civilización hasta que vayamos entrando a Erfoud.
Erfoud es un antiguo conjunto de aldeas, pequeño, ubicado en un oasis natural. Aunque en términos visuales no es nada fuera de lo común, pero su autenticidad hace de este sitio gran muestrario de la esencia marroquí. También es considerada la tierra de los fósiles y minerales, por lo que si disponemos de tiempo suficiente tendremos la oportunidad de ver el proceso de elaboración del mármol. Sí, ese material que encontramos tan majestuoso, antes de llegar a sus diversos destinos pasa por un meticuloso y complejo proceso: primero está la extracción, siendo el yacimiento lo que determina el tamaño de las piezas; después se clasifican según el tamaño y una serie de detalles característicos antes de llevar las piezas a serrar. Según el uso y las características de la pieza se pueden hacer diferentes tipos de cortes. Y por último, si el destino final es su venta, la pieza pasa a ser reforzada y pulida. Pero bueno, esto es mucho mejor verlo que leerlo, claro está.
Antes de seguir disponemos de un tiempo para explayarnos un poquito, tumbaros al sol, caminar, reír, hacer fotos, leer… en fin, lo que te pida el cuerpo.
Seguimos nuestro camino dirección Marrakech. Esta ruta es muy transitada, ya que pertenece a la ruta de las Mil Kasbahs y también es la utilizada para ir hacia Ouarzazate.
La primera parada será las Gargantas del Todra. Conforme avanzamos apreciaremos un paisaje que según la temporada del año se pueden ver a un lado las montañas nevadas del Atlas y al otro lado un paisaje desértico. Estos enclaves son el indicativo natural de que nos alejamos del ocre árido del Sáhara para dar la bienvenida a los nuevos paisajes que comienzan a llenarse de verde.
Así que, tras llegar a las Gargantas del Todra pararemos para comer y conocer más de cerca este enclave. Es posible que te resulte algo abrumador, pues a tus pies se elevan acantilados de unos 300 metros de alto a ambos lados, estrechándose a lo largo del camino hasta llegar a una distancia de unos 20 metros aproximadamente de lado a lado. Estas paredes verticales son bastante conocidas entre el público de la escalada, ya que tienen maravillosos sectores con vías de alto grado. Aunque si eres gran amante de este deporte existen otros sectores menos transitados repartidos por las cordilleras del país. También salen numerosas opciones para practicar trekking y conocer de otra forma el Atlas marroquí.
Cuando terminemos de examinar la zona continuaremos hacia el Valle del Dades donde pasaremos la noche.

Sabemos que es un lío diferenciar las Gargantas del Todra y las del Dades, así que he aquí la gran diferencia: las Gargantes del Dades se ven, sobre todo, desde arriba, desde la carretera, puesto que son formas a grandes escalas que se dan en el terreno. Mientras que las del Todra se ven, sobre todo, desde abajo, a tus pies. La mayoría del recorrido del terreno que engloba las Gargantas del Todra puede hacerse a pie, siendo esta también una de las grandes diferencias. 

 

Día 5

Día 5

Valle del Dades, Skoura y Marrakech
Hoy toca un poquito de madrugón, pero te merecerá la pena cuando mientras vamos de vuelta a Merzouga el sol comience a darnos los buenos días dejándose ver por las dunas y dando la bienvenida al nuevo día viendo un amanecer bastante especial, ¿no os parece?
El valle del Dades es característico por su gran biodiversidad siendo fácil diferenciar entre rocas calizas, volcánicas, yacimientos minerales, geológicos y cultivos que se extienden a lo largo del río Draa. O también diferentes árboles como chopos, almendros y por supuesto, lo más influyente y característico: su gran palmeral. Este acompaña al Río Dades a lo largo de unos 25 kilómetros aproximadamente, dejando en términos visuales un gran manto verde en medio del árido terreno donde se camuflan las viviendas típicas del sureste del país, las kasbahs, que aprovechan al máximo el entorno siendo construcciones totalmente integradas en el ecosistema.
Daremos un agradable paseo para conocer más de cerca estos detalles después de desayunar y antes de continuar hacia el Valle de las Rosas por la carretera de Ouarzazate, que sigue la ruta de las Mil Kasbahs, dirección Marrakech.
Antes de llegar al Valle de las Rosas, pasaremos por la ciudad de Skoura, situada en un gran palmeral hace de este enclave un oasis repleto de árboles frutales como granados e higueras. Este pueblo está rodeado de kasbahs, algunas siguen habitadas por la población local y otras están reconstruidas para ofrecer una amplia oferta de hospedaje para quien lo necesite.
Seguimos en ruta y a unos 92 kilómetros, aprox., de Ouarzazate, perteneciente a la provincia de Tinehir, el Valle del Dades pasa a ser el Valle de las Rosas, producto de la unión del río M’Goum. Conocido por cultivar la rosa de damasco y celebrar uno de los diversos festivales culturales del país, el Festival de las Rosas, que celebra la llegada de su tesoro más preciado: la rosa damasquina. En este pueblo se aprovecha todo lo que da la tierra y hacen de este recurso un uso extraordinario por sus múltiples beneficios convirtiendo a este pueblo en uno de los más importantes de la zona en destilería de esencias y perfumes con certificaciones BIO y alta cosmética. Este pueblecito se encuentra a unos 1500 metros de altitud y abarca grandes hectáreas de cultivos, donde aparte de la rosa de damasco también se cultiva otra variedad muy valorada gastronómicamente: el azafrán.
Antes de cruzar el paso de montaña que enlaza el sureste del país Tizi N Tichka, el más alto del norte de África, para dirigirnos hacia Marrakech, continuaremos por la ruta de las Mil Kasbahs.
Esta ruta, como bien indica su nombre, es característica por los diversos kasares que acompañan el camino convirtiéndolo en un escenario histórico que da a conocer la forma de vida del pueblo bereber. Fueron los primeros habitantes del país magrebí antes de la colonización árabe y sus costumbres atraviesan la barrera del tiempo.
Haremos una parada donde aprovecharemos para comer Kasar de Ait Ben Haddou. Este enclave es una de las ubicaciones más representativas de Marruecos que antes de que fuera pasto de arena la UNESCO invirtió en su recuperación convirtiéndolo desde 1987 en patrimonio de la Humanidad, pasando a ser uno de los espacios históricos más emblemáticos del territorio magrebí. Fue diseñado para que la vida de los cultivos y verdales fuera próspera junto a los ríos. Por su ubicación geográfica fue una ciudad en expansión que alojaba a miles de personas. Contaba con plazas, mezquitas, posadas, cementerios… pero cuando las rutas de caravanas comerciales fueron decreciendo, sus habitantes abandonaron el lugar en búsqueda de otro que les permitiese prosperar. Sin duda Marruecos destila historia por todos sus costados.
Y tras esta última parada nos ponemos en marcha para llegar a nuestro destino final a última hora de la tarde donde pasaremos la noche: Marrakech. En el momento que dejes tus cosas en el hotel, tienes plena disponibilidad del tiempo para invertirlo como quieras hasta que nos volvamos a ver mañana por la mañana.
Día 6

Día 6

Marrakech
Hoy amanecemos en la ciudad roja, llamada así por el tono rojizo que mantienen sus construcciones y edificios. Es considerada la ciudad más cosmopolita y centro cultural de todo Marruecos, además de ser elegida como primer destino turístico del país. El ritmo de vida en esta ciudad es muy frenético y desenvolverse es toda una hazaña, la cantidad de personas que pasa por la gran plaza de Marrakech, Jamaa el Fna, es la plaza más grande del país y una de las más concurridas de África y del mundo, representa el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO que acoge un sinfín de espectáculos.
Y es que esta ciudad da para mucho. Entre el ajetreo y las atracciones de interés turístico es mejor tomárselo con calma y que paréis a conocerlas de primera mano. La verdad, la plaza grande es desde nuestro punto de vista, lo más impactante. Da mucho gusto verla de noche, disfrutando de un tentempié en una de los bares con terrazas que ofrece una panorámica de la plaza alucinante. Aparte de esto, es un sitio que reúne muchísima gente de todo el mundo y muchos espectáculos de los que ofrecen son realmente particulares, pues hay gente que sólo se gana la vida gracias a la afluencia de su espectáculo y hay mucha competencia. Si decides acercarte a ver alguno, te avisamos de que es cortesía pagar una voluntad.
Por otro lado está la parte más cultural de Marrakech, como las Tumbas Saadíes, un gran cementerio del S. XVI, donde residen los únicos restos de la dinastía de los Saadíes, que gobernaron entre los siglos XVI y XVII. Lo más bonito del lugar es por supuesto su arquitectura y su estado de conservación.
Otro de los grandes intereses turísticos y de lo más característico es la Mezquita Koutoubia, la mezquita más importante de Marrakech y referente de inspiración para crear otros monumentos como la Giralda de Sevilla, entre otros. Es la torre más alta de la ciudad y está prohibido edificar a su alrededor edificios u otros elementos que la eclipsen.
A nivel demográfico esta ciudad está dividida en dos partes: el centro y la ciudad nueva, además se administran y gobiernan de formas distintas. Por supuesto, esto le da una diversidad de barrios siendo muy aconsejable “perderse” y dejarse llevar por la cursiosidad. Así que después de visitar los enclaves más turísticos, al terminar disfrutaréis de tiempo libre para conocer la ciudad a vuestro antojo y ocupar vuestro tiempo como queráis.
Nosotros nos despedimos y os deseamos todo lo mejor y quién sabe, igual puede ser un hasta pronto. Esperamos transmitiros la ilusión y el cariño con el que hemos preparado cada viaje. ¡GRACIAS!

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